Ese fenómeno fue superado el viernes pasado cuando unos 850 periodistas nos reunimos en el Casino Naval por el simple hecho de reencontrarnos, “por el gusto de vernos, tirarnos unos tragos, bailar y recordar nuestras viejas historias”.
Lo interesante de esta convocatoria es que fue precisamente hecha por lo que podría llamarse la sociedad civil. No hubo una cabeza visible única, sino que varios periodistas cedieron parte de su tiempo para la organización de este evento y a través de las redes sociales –principalmente facebook- se comenzó a gestar, organizar, coordinar y realizar.
Esta convocatoria social logró lo que nunca: unir a un gremio que tradicionalmente ha estado dividido, pues no tuvo fines políticos, ni de lucro, ni de lucimiento personal.
Se lograron patrocinios privados – Casa Herradura, con Jimador, Cevecería Cuauhtémoc Moctezuma, Coca-Cola, Samsung, Zimat, El Sistema de Transporte Colectivo (Metro), Waldos, Gecox– apoyos del sector público como la Secretaría de Marina y otros más que se me olvidan.
El hecho es que el gremio se unió, más que en marchas o manifestaciones. Hubo periodistas de todos los medios –televisión radio, prensa, internet-, de todas las edades –desde más de ochenta años hasta veinteañeros-, de todas las creencias políticas –de derecha a izquierda y de izquierda a derecha-, de todos los niveles –desde redactores y correctores de estilo hasta directores- y de todas las subramas –lo mismo periodistas deportivos que directivos o trabajadores de agencias de relaciones públicas o de oficinas de prensa gubernamentales-. Hubo eso sí, muchos desempleados y subempleados, a pesar de que según el INEGI el sector de información en medios de comunicación es uno de los servicios que muestra mayor crecimiento de la economía.
¿Porqué el gremio se unió? Hay dos razones: una real y tangible, el reencuentro con los amigos. Otra –solo mencionada en algunas mesas-, la amenaza a comunicadores que subyace en el inconciente colectivo y que motiva la necesidad de cohesión ante la vulnerabilidad de los reporteros en todo el país. Por eso, el reventón de periodistas fue un ejemplo de lo que pueden lograr las redes sociales. Como dice el filósofo del metro: El periodismo existe sólo atrás hay un ser humano social.
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